Historia
El pueblo balinés es descendiente de una raza prehistórica que emigró a través de Asia central continental al archipiélago de Indonesia, probablemente estableciéndose alrededor del 2500 a. C. El final de la era prehistórica en Indonesia estuvo marcado por la llegada del pueblo hindú, alrededor del 100 a. C., según lo determinan las inscripciones en letra brahmi sobre fragmentos de vasijas. El nombre Bali Dwipa (‘isla de Bali’) ha sido descubierto en varias inscripciones, por ejemplo, en el cartel Blanjong, que fue publicado por Sri Kesari Warmadewa en el año 913 de nuestra era y menciona la palabra Walidwipa.
Los majapahit y sus descendientes
El Imperio mayapajit hindú (1293-1520) de Java oriental fundó una colonia balinesa en 1343. El Imperio mayapajit colapsó al final del siglo XV debido a querellas de sucesión, y su territorio pasó entonces bajo control de unos de sus vasallos, los príncipes de Kediri, de Java central. En 1527, las tropas del reino musulmán de Demak conquistaron los territorios dominados por los Keridi.
Ante el auge del islam en el archipiélago indonesio, buena parte de la aristocracia y de las élites intelectuales y artísticas de Java se refugiaron en Bali, lo que supuso un aporte aún mayor de las artes, la literatura y la religión hindú en la isla. Bali se erigió en reino independiente a finales del siglo XV o principios del XVI, y la dinastía de origen majapahit siguió gobernando Bali hasta 1908, fecha en la que fue eliminada por la intervención holandesa que impuso el dominio de los Países Bajos sobre la isla.
La capital majapahit en Bali fue establecida en un primer tiempo en la ciudad de Samprangan, y luego en Gelgel. Durante el reino de Gelgel, que duró hasta 1650, se implantó definitivamente una brillante cultura de influencia javanesa, tanto en la arquitectura, la danza, el teatro y la literatura. En el siglo XVI, el rey balinés Dalem Baturenggong extendió su gobierno a la parte este de Java, a la isla vecina de Lombok y a la parte occidental de la isla de Sumbawa.
Los primeros europeos que llegaron a la isla fueron los portugueses, cuando una nave portuguesa naufragó en la costa de Bukit hacia 1585. En 1597 arribó el explorador neerlandés Cornelis Houtman, quien la reclamó para la corona holandesa. Poco tiempo después, los holandeses establecieron una colonia comercial y, a partir del siglo XVII, la Compañía Holandesa de las Indias Orientales comenzó a comerciar rivalizando con mercaderes británicos.
El comercio de los reyes de Bali con las compañías europeas se basaba en la venta de esclavos que vendían a cambio de opio. Los esclavos procedentes de Bali eran muy cotizados; eran prisioneros de guerra, criminales, deudores, huérfanos y viudas. Se considera que la trata de esclavos en Bali pudo ser el origen de varios conflictos posteriores.
El reino de Gelgel sucumbió a una serie de guerras internas, y en 1686 se estableció una nueva dinastía en la ciudad de Klungkung, conocida bajo el nombre de Dewa Agungla. Fueron incapaces de mantener su control sobre la isla que se dividió en varios pequeños reinos, aunque los Dewa Agungla mantuvieron una tutela simbólica. Esta situación se mantuvo hasta la llegada de los holandeses en el siglo XIX.
La colonización holandesa
Bajo el pretexto de erradicar el comercio de esclavos y de opio, el control holandés de la isla se impuso tras una serie de guerras coloniales (1846-1849). En 1858 y 1868, dos revueltas balinesas fueron aplastadas por las tropas holandesas. Se lanzó entonces una campaña de cristianización que fracasó debido a la resistencia de los habitantes de la isla. En 1890, los holandeses aprovecharon un conflicto entre reinos balineses para incrementar su control sobre la isla. En 1894, se hicieron con la vecina isla de Lombok.
En 1906 y 1908, con el pretexto de impedir el saqueo de los buques naufragados en la región, Holanda lanzó dos intervenciones militares que acabaron con el gobierno de la dinastía majapahit, produciéndose sendos episodios de suicidio ritual colectivo, conocido en Bali como puputan, en los que se autoinmolaron más de cuatro mil personas. La prensa occidental denunció la sangrienta conquista de Bali y las represalias desproporcionadas de las tropas holandesas frente a los actos de resistencia de los nativos. Acusado también de abusos en sus campañas coloniales de Java y Sumatra, el gobierno holandés decidió aplicar una "política ética" en sus colonias indonesias, a fin de restaurar su imagen de poder colonial benevolente y responsable. Ejercieron un control indulgente de la isla, protegiendo y mostrando gran respeto por la religión y cultura locales. El turismo internacional comenzó en los años 1920.
Segunda Guerra Mundial e independencia
Bali fue ocupada por el ejército japonés y liberada por las fuerzas aliadas en 1945. En 1946, los holandeses ocuparon de nuevo la isla con el propósito de restablecer su administración colonial, pero chocaron con el ejército de liberación del coronel Gusti Ngurah Rai al que derrotaron a finales del mismo año en la batalla de Marga.
En un intento de mantener parte de su antiguo imperio colonial, los holandeses crearon entonces el Estado de Indonesia Oriental que incluía Bali, las Islas menores de la Sonda, las islas Célebes y el archipiélago de las Molucas. Después de cuatro años de conflictos con la recién creada República de Indonesia de Sukarno, los holandeses traspasaron finalmente sus dominios coloniales a Indonesia el 27 de diciembre de 1949, en la Conferencia de la Mesa Redonda de la Haya.
El espectacular desarrollo del turismo internacional en Bali desde los años 1950 permitió un incremento sustancial del nivel de vida de los balineses. Las playas de Bali son famosas en todo el mundo. Su arte y trabajos de artesanía gozan también de un gran reconocimiento internacional. Su renombrada danza folclórica legong es una de las muchas danzas balinesas. A raíz del turismo, Bali se convirtió también en un notable centro de intercambios comerciales.
Los atentados de Bali de 2002 significaron un duro golpe a la industria del turismo en Indonesia. Tras este hecho, varios países alertaron sobre el riesgo de viajar a las regiones afectadas. En consecuencia, el número de turistas en Bali bajó un 31 %.
Sin embargo, Bali se ha visto desbordada por una demanda turística excesiva que confronta la isla con problemas de contaminación, deterioro ambiental y escasez de suministro de agua potable. Todo apunta a que la gestión sostenible del turismo, su principal fuente de ingresos, será el gran reto de Bali en las primeras décadas del siglo XXI.