Cultura
Cine
El cine chileno se originó en Iquique el 20 de mayo de 1897 con el estreno del documental Una cueca en Cavancha, del director Luis Oddó Osorio, una de las primeras cintas filmadas y exhibidas en Chile. En las décadas siguientes marcaron hitos Ejercicio general del Cuerpo de Bomberos (1902), la primera película completamente filmada y procesada en el país; La baraja de la muerte (o El enigma de la calle del Lord) (1916), considerado el primer filme argumental chileno; La trasmisión del mando presidencial (1920), la primera cinta animada del país; y Norte y Sur (1934), la primera película sonora de Chile.
En el gobierno de Juan Antonio Ríos y bajo el alero de la Corfo, el decreto 2581 de 1942 del Ministerio de Justicia creó Chilefilms, con el objetivo de producir filmes tanto para el público local como para el resto de América Latina, siguiendo como modelo el estilo de los estudios de Hollywood.
Los cinco filmes nacionales más vistos en Chile han sido: Stefan v/s Kramer (2012), con 2 070 465 espectadores; Sin filtro (2016), con 1 047 000; Sexo con amor (2003), con 990 572; El chacotero sentimental (1999), con 801 393; y El ciudadano Kramer (2013), con 702 685.
En cuanto a galardones internacionales, Gloria Münchmeyer se adjudicó la Copa Volpi del Festival Internacional de Cine de Venecia por su papel en La Luna en el espejo (1990), mientras que a Paulina García se le otorgó el Oso de Plata del Festival Internacional de Cine de Berlín por su interpretación en Gloria (2013). Asimismo, Taxi para tres (2001) se adjudicó la Concha de Oro a la mejor película del Festival Internacional de Cine de San Sebastián, mientras que tres cintas chilenas obtuvieron el Goya a la mejor película iberoamericana: La frontera (1991), La buena vida (2008) y La vida de los peces (2010); en tanto, Gloria (2013) ganó el Ariel en la categoría mejor película iberoamericana, El club (2015) recibió el Oso de Plata del Gran Premio del Jurado en la Berlinale e Historia de un oso (2014) ganó el Óscar en la categoría mejor cortometraje animado.
Una mujer fantástica (2017) fue la primera película chilena en ganar el Óscar en la categoría mejor película de habla no inglesa. Previamente, la cinta No (2012) fue el primer filme chileno en ser nominado a dicho premio. Por otra parte, los filmes La nana (2009), El club (2015), Neruda (2016) y Una mujer fantástica (2017) fueron nominados al Globo de Oro en la categoría mejor película en lengua no inglesa.
Entre los directores han sobresalido Silvio Caiozzi, ganador del premio al mejor director del Festival Internacional de Cine de Montreal por Coronación (2000); Aldo Francia, Patricio Guzmán, ganador del Oso de Plata al mejor guion por El botón de nácar (2015); Miguel Littín, dos veces nominado al Óscar a la mejor película extranjera; Lautaro Murúa, Raúl Ruiz, considerado el cineasta chileno más reconocido de la historia; Helvio Soto y Vanessa Schwartz, nominada al Óscar al mejor cortometraje animado, entre otros. Por otro lado, entre los directores de fotografía destaca Claudio Miranda, ganador del Óscar a la mejor fotografía.
Literatura
Chile es un «país de poetas», según la tradición popular, debido a la importancia que han tenido diversos literatos del género lírico a lo largo de su historia. Ya durante la conquista y colonización de Chile, se destacaron los poemas épicos La Araucana (1569), del español Alonso de Ercilla, y Arauco Domado (1596), de Pedro de Oña, el primer poeta nacido en el actual territorio chileno. Siglos más tarde descollaron «los cuatro grandes de la poesía chilena»: Vicente Huidobro, Pablo de Rokha y los dos ganadores del premio Nobel Gabriela Mistral (1945), la primera latinoamericana galardonada con el Nobel de Literatura, y Pablo Neruda (1971), considerado uno de los veintiséis autores centrales del canon de la literatura occidental de todos los tiempos. Otros poetas destacados son Enrique Lihn, Jorge Teillier y los ganadores del premio Miguel de Cervantes Gonzalo Rojas (2003) y Nicanor Parra (2011).
En el género narrativo, han resaltado Isabel Allende, considerada la escritora en lengua española más leída del mundo; Alberto Blest Gana, Roberto Bolaño, Francisco Coloane, José Donoso, cuya novela El obsceno pájaro de la noche es una de las obras esenciales del canon de la literatura occidental del siglo XX; Jorge Edwards, ganador del premio Miguel de Cervantes (1999); Marcela Paz, conocida por su personaje Papelucho; Manuel Rojas y Luis Sepúlveda.
En el género dramático, han sobresalido Isidora Aguirre, Juan Rafael Allende, Luis Alberto Heiremans, Juan Radrigán Rojas, Alejandro Sieveking, Sergio Vodanović y Egon Wolff, entre otros. En la historia del teatro chileno de la segunda mitad del siglo XX, marcaron hitos La pérgola de las flores (1960), la primera obra musical chilena en conseguir éxito en el extranjero; La negra Ester (1988), la obra más vista en la historia del teatro de Chile; y La muerte y la doncella (1990), la obra chilena más representada internacionalmente.
Los aportes más significativos en filosofía se manifestaron a partir de la segunda mitad del siglo XX. Con el arribo de los filósofos chilenos que estudiaron en Europa, se asientan en el país las ideas revolucionarias y reformistas propias de la época, muchas de las cuales lograron materializarse en publicaciones que inspiraron a jóvenes políticos de entonces. Entre los filósofos más destacados figuran Jorge Millas, Jorge Eduardo Rivera, Roberto Torretti y su esposa, Carla Cordua.
Música
La música folclórica de Chile se caracteriza por la mezcla de sonidos tradicionales indígenas con aquellos traídos desde España. La cueca, danza nacional desde 1979, es un buen ejemplo de ello: tiene características propias dependiendo de la zona del país en que se representa.
El folclore más tradicional ha sido ejecutado a través del tiempo por diversos artistas y conjuntos, como Margot Loyola, Nicanor Molinare y Los Huasos Quincheros. Desde principios de los años 1960, con el llamado Neofolklore, y sobre todo durante los años 1970, con la llamada Nueva Canción Chilena, se produjo un resurgimiento de la música de raíz folclórica, con artistas que investigaron los orígenes musicales del país y compusieron e interpretaron sus propios temas inspirados en estas investigaciones. De este movimiento destacan músicos como Víctor Jara, Patricio Manns, Violeta Parra y grupos como Illapu, Inti-Illimani, Los Jaivas y Quilapayún. También han cultivado y difundido el acervo musical chileno distintos grupos de danza, como el Ballet Folclórico Nacional (1965) y el Bafochi (1987).
En los años 1980, se consolidaron grupos de tendencia jazz fusión con fuerte influencia latinoamericana, tales como Congreso y Fulano, lo que años después pasó a llamarse fusión latinoamericana. Por otro lado, la influencia de sonidos de origen anglosajón más masivos, como el pop y el rock, ha permitido la formación de grupos como Los Prisioneros, Los Tres, La Ley, Lucybell, Chancho en Piedra, Joe Vasconcellos y Los Bunkers, entre otros. Otros importantes representantes de la música popular de origen latinoamericano han sido Lucho Gatica, Antonio Prieto o Los Ángeles Negros en el bolero, Myriam Hernández en la balada, y La Sonora de Tommy Rey en la cumbia, por ejemplo.
Asimismo, Chile ha contado con compositores e intérpretes de diversas ramas de la música docta, como los músicos Pedro Humberto Allende, Domingo Santa Cruz, Enrique Soro y Alfonso Leng; los pianistas Claudio Arrau, considerado uno de los más destacados de la historia, Rosita Renard y Alfredo Perl; y el tenor Ramón Vinay, entre otros.
Desde 1987, la SCD se ha dedicado a registrar la propiedad intelectual de cada obra y su autor. Además de recaudar los derechos generados a través de los medios de comunicación nacionales, se preocupa de difundir y promover el desarrollo de la música chilena. Otras de sus labores son la formación de nuevos músicos y la previsión en materias sociales y de salud de sus socios.
En este ámbito, sobresale el Festival Internacional de la Canción de Viña del Mar, que se ha llevado a cabo desde 1960, considerado el mayor y más conocido certamen musical de América Latina y el principal del continente americano.
Artes visuales
Pintura
Los inicios de la pintura chilena se encuentran en los objetos rituales y las telas de los pueblos indígenas, particularmente aquellos de los pueblos atacameño, diaguita y mapuche.
Durante la conquista española, el arte se convirtió en una mezcla entre lo nativo y lo europeo, formando el llamado arte colonial, principalmente desarrollado por los jesuitas instalados en el país en ese periodo.
A inicios del siglo XIX, llegaron a Chile los «pintores viajeros», también llamados «precursores de la pintura chilena», un grupo de artistas donde descollaron José Gil de Castro, Claudio Gay, Raymond Monvoisin y Mauricio Rugendas. Con este grupo, la sociedad chilena aceptó e impulsó el nuevo arte europeo, instalándose sucesivamente los gustos por la pintura italiana, española y francesa.
Un hito en la historia pictórica de Chile fue la creación en 1849 de la Academia de Pintura, donde se formaron los cuatro «grandes maestros de la pintura chilena»: Juan Francisco González, Pedro Lira, Alberto Valenzuela Llanos y Alfredo Valenzuela Puelma.
Los seguidores de los grandes maestros fueron los encargados de guiar el nuevo arte nacional y conformar los primeros grupos artísticos chilenos, como la «generación del 13», también llamada «generación del centenario» u ocasionalmente «generación trágica», contemporánea a la creación del Museo Nacional de Bellas Artes y liderada por Fernando Álvarez de Sotomayor, el «grupo Montparnasse», liderado por Camilo Mori, y, más tardíamente, la «generación de los ochenta».
Entre los artistas contemporáneos chilenos más reconocidos, tanto en Chile como en el extranjero, están el considerado «último surrealista» Roberto Matta y el hiperrealista Claudio Bravo, el más destacado de los últimos años.
Escultura
Luego de la consolidación de la república, se abandonó el influjo religioso de la Colonia en el arte y se optó por una vinculación con los valores propios del patriotismo, aunque con artistas extranjeros debido a la ausencia de escultores chilenos.
El primer monumento que llegó al Chile independiente fue una escultura de estilo romántico que representa a la diosa Minerva entregando la libertad a América, simbolizada por un indígena, comprada por el diplomático Javier Pérez Rosales al escultor italiano Francisco Orsolino. Fue inaugurada en 1836 y ubicada en la Plaza de Armas de Santiago.
En 1850 se creó un curso de arquitectura, bajo la dirección del francés Brunet Debaines, y en 1854 se fundó la Escuela de Escultura, dirigida por el escultor francés Augusto François. La Escuela fue traspasada en 1859 a la Universidad de Chile, donde fue anexada a la Escuela de Pintura. Entre los primeros escultores que se formaron allí destacan José Miguel Blanco y Nicanor Plaza, cuyos estilos conjugan la línea neoclásica del maestro Augusto François y el realismo francés del siglo XIX. Otros escultores destacados han sido Virginio Arias, autor del Monumento al roto chileno, Simón González, autor de El niño taimado, Rebeca Matte, creadora de Horacio y El eco, y Mario Irarrázabal, creador de la Mano del desierto.
Fotografía
En 1845 el primer daguerrotipista chileno, José Dolores Fuenzalida, inauguró su estudio en Valparaíso y luego otro en Santiago. Ambas ciudades concentraron los inicios de la fotografía nacional.
En 1861 se comenzaron a utilizar imágenes fotográficas en impresos, como en el libro La Provincia de Valdivia y Los Araucanos, de Paul Treutler. Con la disminución de los gastos asociados a la labor fotográfica, a comienzos del siglo XX cada vez más personas fueron atraídas para ejercer este oficio. Aparecieron nuevos géneros, aumentó la demanda por vistas de paisajes —como las que capturó Félix Leblanc en su álbum de vistas de Valparaíso— y la atracción por retratar costumbres sociales y escenas urbanas sirvió como precedente de una fotografía de corte documental. Del mismo modo, se publicaron innovaciones técnicas como la fotografía estereoscópica y el autocromo, entre otras.
Entre los fotógrafos chilenos, sobresalen Paz Errázuriz y Sergio Larraín.
Historieta
Los inicios de la historieta en Chile se remontan a los años 1850. Su precursor fue Antonio Smith, quien en El Correo Literario satirizó a los miembros del gobierno conservador. En cambio, Pedro Subercaseaux prefirió la crítica costumbrista y bajo el seudónimo Lustig creó en 1906 a Federico Von Pilsener, considerado el primer personaje del cómic chileno.
Numerosas revistas se sucedieron, como El Peneca y Topaze, así como las historietas Don Fausto, Pobre Diablo y Pulgarcito, aunque el logro más notable y duradero del cómic chileno se obtuvo en 1949, cuando la revista Okey publicó el personaje Condorito, creado por René Ríos, que se ha convertido en un símbolo nacional. Otros cómics importantes fueron El siniestro Doctor Mortis y las revistas Barrabases, la primera historieta deportiva infantil de la historia, creada por Guido Vallejos, y Mampato de Themo Lobos.
La llegada al poder de la Unidad Popular en 1970 politizó nuevamente los cómics nacionales. En los años 1980, se fortalecieron los cómics de humor y la historieta nacional revivió con la edición de Cucalón, revista creada por Themo Lobos. También se publicaron cómics para un público más maduro, como Ácido, Bandido y Trauko. En esa época, destacó Claudio Galleguillos, Clamton. En los años 1990, la historieta se volvió más violenta y explícita, lo que la distanció del público hasta la llegada del nuevo milenio, al publicarse las «novelas gráficas», historias donde priman la narrativa y los guiones.
El historietista Hernán Vidal, Hervi, recibió el premio La Catrina al «mejor humorista gráfico de Latinoamérica» en 2012.
Identidad y tradiciones
Debido a las disímiles características geográficas de Chile, las expresiones culturales varían notoriamente en diferentes zonas del país.
La zona norte se caracteriza por diversas manifestaciones culturales que combinan la influencia de los pueblos indígenas andinos con la de los conquistadores hispanos, a las que se suma la importancia de las festividades y tradiciones religiosas, destacándose las diabladas y la Fiesta de La Tirana.
La zona central se identifica principalmente con las tradiciones rurales del campo chileno y la denominada cultura huasa, que se extiende entre las regiones de Coquimbo y del Biobío, mayoritariamente. Como en esta región geográfica se concentra la mayor parte de la población chilena, se considera tradicionalmente la principal identidad cultural del país y se exterioriza a mediados de septiembre, durante la celebración de Fiestas Patrias.
En la zona sur, la cultura mapuche y las tradiciones de la hacienda dominan en La Araucanía, mientras que la influencia alemana es preponderante en las cercanías de Valdivia, Osorno y Llanquihue. Por otro lado, en el archipiélago de Chiloé se generó una cultura con su propia mitología, originada por el sincretismo de las creencias indígena y española.
La zona austral ha generado una identidad propia influenciada por los inmigrantes, tanto de Chiloé y del centro del país como de la ex-Yugoslavia, y que en Magallanes se caracteriza por un marcado regionalismo.
La identidad cultural de la isla de Pascua es única debido al desarrollo de una cultura polinésica completamente aislada por varios siglos.
Patrimonio cultural
El patrimonio cultural de Chile está formado, en primer lugar, por su patrimonio inmaterial, compuesto de distintas manifestaciones culturales —como arte, artesanía, bailes, costumbres, festividades, gastronomía, juegos, música y tradiciones—, y, en segundo lugar, por su patrimonio material, constituido por aquellos edificios, objetos y sitios de carácter arqueológico, arquitectónico, artesanal, artístico, etnográfico, folclórico, histórico, religioso o tecnológico dispersos por el territorio chileno.
En Chile se encuentran seis bienes de interés cultural declarados patrimonio de la Humanidad —de acuerdo a lo estipulado en la Convención sobre la Protección del Patrimonio Mundial Cultural y Natural de la Unesco de 1972, ratificada por Chile en 1980—: el parque nacional Rapa Nui (1995), las iglesias de Chiloé (2000), el barrio histórico de la ciudad portuaria de Valparaíso (2003), las oficinas salitreras de Humberstone y Santa Laura (2005), la ciudad minera de Sewell (2006) y el Qhapaq Ñan, «camino del inca» (2014). Asimismo, Chile posee un bien declarado patrimonio cultural inmaterial de la Humanidad: el baile chino (2014).
En 1999 se instauró el Día del Patrimonio como una forma de reconocer la herencia arquitectónica, cultural e histórica de Chile.
Emblemas nacionales
Chile posee una serie de emblemas nacionales definidos por ley.
El decreto 1534 de 1967 del Ministerio del Interior determinó los emblemas nacionales del país y reglamentó su uso, refundiendo y sistematizando diversas normas legales y reglamentarias sobre la materia. Su artículo 1.º establecía que los emblemas nacionales eran «el Escudo de Armas de la República, la Bandera Nacional, la Escarapela o Cucarda y el Estandarte Presidencial o Bandera Nacional Presidencial». Además, este mismo artículo ratificó la oficialización de la inclusión en el escudo nacional del lema «Por la razón o la fuerza» hecha por el decreto 2271 de 1920 del Ministerio de Guerra y Marina.
Posteriormente, la Constitución Política de la República de Chile de 1980 estableció en su artículo 2.º que «son emblemas nacionales la bandera nacional, el escudo de armas de la República y el himno nacional», mientras que en su artículo 22.º señaló que «todo habitante de la República debe respeto a Chile y a sus emblemas nacionales». Por su parte, la Ley de Seguridad del Estado —decreto 890 de 1975 del Ministerio del Interior— dispuso en su artículo 6.º que «cometen delito contra el orden público [...] b) Los que ultrajaren públicamente la bandera, el escudo o el nombre de la patria».
Asimismo, se han oficializado otros símbolos nacionales mediante decretos. El copihue ha sido la flor nacional desde el 24 de febrero de 1977 y la cueca, la danza nacional desde el 6 de noviembre de 1979. El lapislázuli, una gema extraída en el norte de Chile, fue declarado piedra nacional el 23 de noviembre de 1984; la combarbalita, una roca ornamental semipreciosa que es abundante en la zona de Combarbalá, también fue declarada como tal el 22 de noviembre de 1993. Por otro lado, mediante oficio, al rodeo chileno se lo ha considerado deporte nacional desde el 10 de enero de 1962; el 4 de octubre de 2014, la rayuela fue reconocida como deporte nacional y como «símbolo cultural y patrimonial de la Nación».
Contra la creencia popular, aunque el cóndor andino y el huemul están presentes en el escudo de Chile, ni ellos ni la araucaria han sido determinados como emblemas nacionales por ley; sin embargo, todos ellos han sido decretados monumentos naturales.
Gastronomía
La gastronomía chilena surgió de la mezcla entre la alimentación de los pueblos indígenas con la gastronomía colonial española y algunas influencias europeas. Los principales ingredientes en la cocina tradicional chilena corresponden a alimentos propios de la zona —como el maíz, la papa y el tomate, entre otros— y a productos inicialmente traídos por los españoles —como el trigo y las carnes de cerdo, pollo, vacuno y cordero; esta última sobre todo en la zona austral del país—. El consumo de alimentos marinos es importante en las zonas costeras.
Los platos más tradicionales de la cocina chilena son el ajiaco, los anticuchos, los asados, la calapurca, el cancato, la carbonada, la cazuela, el chapalele, el charquicán, el curanto, las empanadas de pino, las humitas, el milcao, la paila marina, la pantruca, el pastel de choclo, el pastel de papa, los porotos granados, el pulmay y el tomaticán, entre otros. Algunos postres tradicionales son los alfajores, el manjar y el mote con huesillos.
El vino chileno es la principal bebida alcohólica, principalmente en sus cepas Cabernet Sauvignon, Carménère y Merlot entre los vinos tintos, y Chardonnay y Sauvignon Blanc entre los blancos. Otras bebidas tradicionales son la chicha y el pisco chileno.
La revista National Geographic destacó como el quinto mejor del mundo al Mercado Central de Santiago, un lugar reconocido por conservar el patrimonio culinario chileno. En la lista The World's 50 Best Restaurants de 2016, publicada por la revista Restaurant, figuraron cuatro restoranes chilenos entre los cincuenta mejores de América Latina; además, uno de ellos fue elegido entre los cincuenta mejores del mundo.
Deporte
Los inicios del deporte chileno se encuentran en el palín y el linao, deportes jugados por el pueblo mapuche, similares al hockey y al rugby, respectivamente. En las zonas campesinas, el rodeo chileno es el principal deporte tradicional practicado y se lo ha considerado deporte nacional desde 1962. En 2014 la rayuela también fue reconocida como deporte nacional.
Chile tiene una historia olímpica de 121 años. Luis Subercaseaux concurrió a los Juegos Olímpicos de Atenas 1896, convirtiéndose así en el único iberoamericano en participar en las primeras olimpiadas de la Era Moderna. En Atenas 2004, el país alcanzó su primera medalla de oro luego de que los tenistas Fernando González y Nicolás Massú ganaran la competencia de dobles. En total, Chile ha logrado trece medallas: dos de oro, siete de plata y cuatro de bronce.
A fines del siglo XIX, los inmigrantes británicos trajeron al país el fútbol, que se popularizó rápidamente convirtiéndose en el principal deporte del país tras su profesionalización y la creación de la Primera División en 1933. El seleccionado nacional ha participado en la fase final de la Copa Mundial de Fútbol en nueve ocasiones, siendo su máximo logro el tercer lugar cuando fue local en 1962, mientras que, a nivel regional, obtuvo la Copa América en 2015 y 2016. Los clubes chilenos han alzado trofeos internacionales en seis ocasiones: Colo-Colo se adjudicó tanto la Copa Libertadores como la Copa Interamericana en 1991, y la Recopa Sudamericana en 1992; Universidad Católica, la Copa Interamericana en 1993; Universidad de Chile, la Copa Sudamericana en 2011; mientras que, en la categoría femenina, Colo-Colo ganó la Copa Libertadores en 2012.
El tenis es el deporte más exitoso del país. En 1937 Anita Lizana ganó el Abierto de Estados Unidos, y la prensa especializada la posicionó número 1 de la clasificación femenina, siendo la primera iberoamericana en lograrlo. En 1956 Luis Ayala triunfó en dobles mixto en el Torneo de Roland Garros. En 1976 Chile se convirtió en el primer país en Sudamérica y el segundo en América Latina en jugar la final de la Copa Davis. En 1998 Marcelo Ríos fue el primer iberoamericano en alcanzar el número 1 de la clasificación ATP. En 2001 Guillermo Hormazábal, Jorge Aguilar y Carlos Ríos ganaron la Copa Davis Juvenil. En 2003 y 2004 Fernando González y Nicolás Massú lograron la Copa Mundial por Equipos. En 2010 Christian Garín, Bastián Malla y Sebastián Santibáñez obtuvieron la Copa Mundial de Tenis Juvenil.
En equitación destacaron Eduardo Yáñez y Alberto Larraguibel, quien junto con su caballo Huaso logró en 1949 la marca mundial en salto alto, una de las más antiguas sin haber sido batida. En polo Chile se ha adjudicado los campeonatos mundiales de 2008 y 2015, y la Copa de Naciones en 2016. En hípica sobresalió José Santos.
En gimnasia artística resalta Tomás González, el primer chileno en obtener medallas tanto en Juegos Panamericanos como en Copas Mundiales, considerado el mejor deportista de alto rendimiento del país.
En hockey sobre patines las ciudades de Santiago y Talcahuano fueron sedes del Campeonato mundial masculino «A» en 1962 y 1980, respectivamente. Santiago también fue sede del Campeonato mundial femenino en 2006, cuando Chile obtuvo el título.
En velerismo sobresale Alberto González, el deportista chileno con mayor cantidad de medallas panamericanas —seis preseas en total: 3 de oro, 2 de plata y 1 de bronce— y poseedor de siete títulos en campeonatos mundiales. Dentro del esquí acuático, destaca Felipe Miranda, quien fue campeón mundial de la modalidad combinada en 2013. En natación resaltan Víctor Contreras, quien registró un récord mundial al cruzar el estrecho de Gibraltar en 1981, y Kristel Köbrich, quien ha sido tricampeona panamericana en 800 y 1500 m libres. En remo Chile obtuvo el campeonato mundial de una categoría en 2002.
En motociclismo destacan los campeonatos mundiales de Carlo de Gavardo en 2004 y 2005 y de Francisco López en 2006 en la disciplina de rally raid 450 cc. Ambos alcanzaron el tercer lugar en el rally Dakar, el más famoso del mundo, que se ha organizado en Chile desde 2009. En 2014 Ignacio Casale ganó dicha competencia en la disciplina de cuadriciclos. En ciclismo acrobático sobresale Francisco Zurita, campeón mundial de BMX. En boxeo Arturo Godoy peleó dos veces el título mundial ante Joe Louis, considerado uno de los mejores pugilistas de la historia, mientras que Martín Vargas fue el chileno que disputó en más ocasiones la corona mundial. En golf destacó Nicole Perrot, ganadora del United States Girls' Junior Golf Championship 2001 y finalista del U.S. Women's Amateur Championship ese mismo año.
En ajedrez resaltan los grandes maestros internacionales Iván Morovic, Rodrigo Vásquez, Javier Campos y Mauricio Flores. El básquetbol se disputa principalmente a nivel universitario en la zona sur del país, mientras que, a nivel internacional, la selección chilena masculina alcanzó el tercer lugar del Campeonato Mundial de Baloncesto en la primera edición de 1950 y en la tercera versión de 1959, cuando fue local.
Chile posee dieciocho centros de esquí a lo largo de la cordillera de los Andes, como Portillo, en cuyas instalaciones se celebró el Campeonato Mundial de Esquí Alpino de 1966, el único realizado en el hemisferio sur.
Source: https://es.wikipedia.org/wiki/Chile