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Geografía

Escocia ocupa aproximadamente el tercio superior de la isla de Gran Bretaña, al noroeste del continente europeo. En total, su territorio abarca 78 772 km².​ La única frontera de Escocia en tierra firme es la que le une por el sur con Inglaterra, y que mide alrededor de 96 km, entre el río Tweed en la costa este y el fiordo de Solway en la oeste. El océano Atlántico rodea el norte y oeste de Escocia, mientras que al este se encuentra el mar del Norte. Irlanda se encuentra a solo 30 km desde la península de Kintyre, mientras que Noruega queda a 400 km al noreste, las islas Feroe a 310 km e Islandia a 798 km al noroeste. El centro geográfico de Escocia, tradicionalmente, se sitúa a pocos kilómetros de Newtonmore, en Badenoch, al norte de las zonas más pobladas, aunque existen diversas opiniones al respecto, dependiendo del modo empleado para las mediciones, o de si se toman en consideración o no las islas escocesas.

La extensión territorial actual de Escocia es muy similar a la establecida en el Tratado de York de 1237 entre Inglaterra y Escocia​ y en el Tratado de Perth de 1266 entre Escocia y Noruega.​ Existen algunas excepciones: la Isla de Man, que antes era territorio escocés, es ahora una Dependencia de la Corona británica; las islas Órcadas y Shetland fueron adquiridas a Noruega en el siglo XV;​ mientras que Rockall, un pequeño islote rocoso en el Atlántico, fue anexionado al Reino Unido primero y a Escocia después por el Acta de la Isla de Rockall de 1972.​​ Sin embargo, la legalidad de esta anexión ha sido puesta en tela de juicio por Irlanda, Dinamarca e Islandia, y probablemente no tiene efectos en el derecho internacional.​​

Geología y geomorfología

Todo el territorio escocés estaba cubierto por el hielo durante las glaciaciones del Pleistoceno, lo que tiene importantes consecuencias en su paisaje. Desde el punto de vista geológico, Escocia está subdividida en tres zonas: las Tierras Altas y las islas se sitúan al noroeste de la falla de las Tierras Altas, que va desde la isla de Arran hasta Stonehaven. Esta parte de Escocia está compuesta fundamentalmente de rocas antiguas procedentes de los periodos Cámbrico y Precámbrico, que fueron elevadas durante la posterior Orogenia caledonia. Esta base rocosa está entrecruzada por múltiples intrusiones ígneas de épocas más recientes, cuyos vestigios han formado macizos montañosos como los Cairngorms o los Cuillins, en Skye. Una excepción significativa a lo anterior la constituyen los estratos de arenisca conocidos como Old Red Sandstone, en los que se han encontrado fósiles, sobre todo alrededor del fiordo de Moray. Las Highlands o Tierras Altas son generalmente montañosas y están divididas por el Great Glen o "Gran Valle". Las mayores elevaciones de las islas británicas se encuentran aquí, incluido el Ben Nevis, el pico más alto, con una altitud de 1344 metros. Escocia consta de más de 790 islas, divididas en cuatro grupos principales: Shetland, Órcadas, y Hébridas, las cuales a su vez se dividen en Hébridas Interiores y Hébridas Exteriores. Además, en esta zona se encuentran numerosas fuentes de agua dulce, incluyendo el lago Ness o el lago Lomond. Algunas partes de la costa consisten en machair, un tipo de terreno consistente en dunas cubiertas de pasto.

El terreno conocido como Central Lowlands o también Central Belt es una fosa tectónica compuesta fundamentalmente por formaciones del Paleozoico. Algunos de los estratos sedimentarios de esta zona han resultado de gran importancia económica, ya que en ellos se encuentran el carbón y el hierro en los que se basó la Revolución Industrial escocesa. Esta área ha experimentado una intensa actividad volcánica, como demuestra Arthur's Seat, una cima cercana a Edimburgo que es el resto de un cono volcánico más elevado que estuvo activo durante el periodo Carbonífero hace unos 300 millones de años. Conocida también como Midland Valley, esta área es relativamente llana, aunque existen abundantes colinas como Ochil Hills o Campsie Fells.

Las llanuras meridionales o Tierras Bajas están compuestas por una serie de colinas de unos 200 km de longitud, alternados con anchos valles. Se encuentran al sur de una segunda falla que va desde Stranraer hasta Dunbar. Esta zona está compuesta fundamentalmente por depósitos del silúrico, hace 400 o 500 millones de años.​​​

Las fallas, valles o glens que cruzan Escocia de este a oeste albergan frecuentemente lagos o lochs, tales como el lago Ness, que se sitúa en el Gran Glen, o el lago Lomnd (el mayor lago de agua dulce del Reino Unido), en la falla de las Tierras Altas. Además, Escocia también está cruzada por ríos que fluyen hacia el océano Atlántico o hacia el mar del Norte, y que a menudo dan lugar a fiordos en su desembocadura, tales como el fiordo de Clyde, el fiordo de Forth o el fiordo de Tay. Los ríos más largos de Escocia son el río Tay (193 km), el Spey (172 km), el Clyde (171 km) y el Tweed (156 km).

Clima

El clima de Escocia es templado y oceánico, y tiende a ser muy variable. Está atemperado por la corriente del Golfo proveniente del océano Atlántico, y por ello tiene inviernos mucho más suaves (aunque también veranos más templados y húmedos) que otras áreas de latitud similar, como Oslo o Moscú. Sin embargo, las temperaturas son generalmente más bajas que en el resto del Reino Unido: la températura histórica más baja registrada en el país son los -27,2 °C (–16,96 °F) registrados en Braemar, en los Montes Grampianos, el 11 de febrero de 1895 y el 10 de enero de 1982, así como en Altnaharra, en las Highlands, el 30 de diciembre de 1995.​ Las máximas en invierno rondan los 6 °C (42,8 °F) en las Tierras Bajas, y las máximas en verano promedian 18 °C (64,4 °F). La temperatura más alta registrada alcanzó los 32,9 °C (91,22 °F) en Greycrook, en los Scottish Borders, un 9 de agosto de 2003.​

En general, el oeste de Escocia es más cálido que el este, debido a la influencia de las corrientes marinas, y a las temperaturas más bajas del mar del Norte. Tiree, en las Hébridas Interiores, es uno de los lugares más soleados del país: tuvo 329 horas de sol en mayo de 1975.​ Las precipitaciones varían enormemente a través de Escocia. El oeste de las Highlands es la zona más lluviosa, con más de 3000 milímetros anuales.​ En cambio, gran parte de Escocia recibe menos de 800 mm.​ Las nevadas no son habituales en las Tierras Bajas, pero sí en zonas de mayor altitud. Braemar experimenta una media de 59 días de nieve al año,​ mientras que las zonas de la costa tienen una media de menos de 10 días.​

Fauna y flora

La fauna y flora de Escocia es la típica del noroeste de Europa, aunque varios grandes mamíferos, como el oso pardo, el lobo, el uro, el tarpán, el lince, el castor, el reno, el alce o la morsa fueron cazados hasta la extinción en la época histórica. Existen todavía importantes poblaciones de focas y zonas de anidación de aves marinas, como el alcatraz común.​ El águila real es casi un símbolo nacional, junto con el águila de cola blanca, el águila pescadora o el milano real, que han sido recientemente reintroducidos en Escocia después de haber sido perseguidos hasta la extinción.

Una población de Plectrophenax nivalis acude en verano a las cumbres montañosas de Escocia, en las que durante el invierno también pueden observarse perdices, liebres y armiños en su pelaje invernal.​ Todavía se conservan ciertos bosques de pinos​ en los que habita el Loxia scotica, la única ave endémica de Gran Bretaña; el mismo hábitat es también propicio para el urogallo y el gallo lira,​ el gato montés, la ardilla roja y la marta.​

Cabe mencionar, por su gran difusión mundial, la leyenda contemporánea del Monstruo del lago Ness, relacionada con la criptozoología y la pseudociencia (y alimentada como reclamo turístico por las autoridades locales).

La flora del país es muy variada, con abundancia de árboles caducifolios y coníferas y especies propias del páramo y la tundra. Sin embargo, la plantación comercial a gran escala de especies no nativas de coníferas, y la utilización de los páramos septentrionales para la cría de ganado y las actividades deportivas (principalmente la caza de ciervos y urogallos),​ han tenido un importante impacto en la distribución de las especies autóctonas de plantas y animales. Un árbol situado en Perthshire, el Tejo de Fortingall, un ejemplar de tejo europeo de entre 2000 y 5000 años de antigüedad, es probablemente el ser vivo más viejo de Europa y con seguridad el del Reino Unido.​ La flor nacional es el cardo, que aparece en el Escudo del Reino Unido y que también puede relacionarse simbólicamente con el lema de Escocia, Nemo me impune lacessit.