Epidauro

Description

Epidauro (en griego: Ἐπίδαυρος, Epídauros; en latín: Epidaurus) era una pequeña ciudad griega de la Argólida, península al noreste del Peloponeso. Es principalmente conocida por su santuario de Asclepio, a unos 8 km al oeste de la ciudad, y por su teatro, que acoge representaciones aún en nuestros días. La ciudad griega actual se llama Epídhavro.

Fue una ciudad-estado independiente, incorporada al distrito de Argólida por Roma. Su territorio, bastante reducido, recibía el nombre de Epidauria, y limitaba al oeste con Argólida, al norte con Corinto, al sur con Trecén, y al este con el golfo Sarónico. Estaba situada en una pequeña península que formaba una llanura con viñas y montañas. El puerto estaba en la parte norte de la península, bien protegido. La ciudad original estaba limitada a parte de la península, pero se extendió al norte y al sur.

Estaba sólo a seis horas en barco de Atenas; estaba cerca de Egina y Argos (a esta última estaba unida por una buena vía), y todo eso contribuyó a su importancia.

Según Aristóteles fue una colonia caria que se llamó Epícaro.[1]​Estrabón dice que su antiguo nombre fue Epitauros. Pero después, según Aristóteles, fue colonizada por jonios (después del retorno de los Heráclidas), procedentes de la Tetrápolis ática.[2]​En general se cree que fue colonizada por jonios que fueron expulsados por los dorios. Pausanias dice que en tiempos de la invasión de los dorios estaba gobernada por Pitireo, descendiente de Ion, e hijo de Juto, que entregó el país a Deifontes y los argivos, y se retiró a Atenas con su gente.[3]

Deifontes es presentado como yerno de Témeno (casado con su hija Hirneto), al que correspondió Argos en el reparto de las conquistas dorias; las desgracias de Deifontes fueron objeto de las historias de los poetas trágicos.

La ciudad fue gobernada por reyes, pero más tarde la oligarquía substituyó a la monarquía. Más tarde fue gobernada por tiranos.

Historia

Es citada en el Catálogo de naves como «Epidauro de los buenos viñedos».[4]​ En los siglos VII a. C. y VI a. C., pertenecía a la anfictionía llamada «de los Minias», cuyo emplazamiento estaba situado en la isla de Calauria.[5]​ A finales del siglo VI a. C., estaba gobernada por el tirano Procles, que dio a su hija Melisa en matrimonio a Periandro, tirano de Corinto.[6]​ Periandro atacó Epidauro e hizo prisionero a Procles conquistando la ciudad. Después de la tiranía volvió la oligarquía.

En época histórica, oligarcas dóricos continuaban siendo los dirigentes de la ciudad, que era una de las principales ciudades comerciales del Peloponeso, y colonizó Egina que por mucho tiempo fue una dependencia. También colonizó Cos, Calimnos (Calidnos) y Nisiros, pero cuando el comercio creció, Egina aumentó su importancia y suplantó a la metrópolis en el siglo VI a. C.

Epidauro fue siempre fiel aliada de Esparta mientras que con su metrópolis, Argos, rompió relaciones después de la instauración en esta ciudad de la democracia. La ciudad de Epidauro estaba gobernada por artinos (artynae) que presidían un consejo de 180 miembros; los habitantes originales no dorios eran los konípodes que trabajaban la tierra para sus amos dorios, pero no eran esclavos.

En las Guerras Médicas, la ciudad envió ocho naves a la Batalla de Artemisio, 800 hombres a Platea y 10 barcos a Salamina. Al acabar la guerra, Salamina se alió con Esparta y entró en la Liga del Peloponeso, contra Atenas y la confederación de Delos. Tomó parte en el «asunto de Corcira» y proporcionó trirremes a Corinto. Epidauro constituyó un punto neurálgico del enfrentamiento entre Atenas y Esparta.

En el 419 a. C., durante la Guerra del Peloponeso, los argivos intentaron conquistar la ciudad, pero fueron rechazados.

En época clásica, Epidauro gozó de un gran renombre gracias a su santuario consagrado a Asclepio, donde se practicaba la medicina por la interpretación de los sueños. Comprendía varios edificios públicos, entre los cuales había un gran templo construido en el siglo IV a. C. En honor de Asclepio se organizaban las Asklepieia, Juegos Panhelénicos pentétericos que comprendía carreras de caballo y, a partir del siglo IV, concursos de poesía. El culto de Asclepio tuvo su apogeo en la época helenística.

En 243 a. C., Epidauro reunió a la Liga Aquea. En el verano del 225 a. C., fue tomada por Cleómenes III, rey de Esparta.[7]​ Se convirtió en aliada de Roma.

Durante el dominio romano había perdido toda importancia y era prácticamente el puerto del templo de Asclepio. En su obra Descripción de Grecia, Pausanias da una lista de sus edificios principales: el templo de Atenea Cisea en la acrópolis, el templo de Dioniso, el de Artemisa, el de Afrodita, y por supuesto el de Asclepio, en las afueras; y el de Hera en el puerto,[8]​ probablemente en el actual Cabo Nicolau.

En la ciudad había también gimnasio, palestra, teatro, construido aprovechando la vertiente de una montaña, con un diámetro de 112 metros y 32 filas de asientos en la parte baja, 20 en la parte central y 24 en la superior, con capacidad para 12.000 espectadores y el proscenio.

Escipión Emiliano la visitó en 168-167 a. C., en la misma época que otros grandes lugares del helenismo, como Atenas, Delfos y Olimpia.[9]​ En 87 a. C., es arrasada por Sila, que saqueó el tesoro del templo. La última mención de Epidauro se remonta al siglo VI, en el Synekdemos de Hierocles, una obra que describe las divisiones administrativas del Imperio bizantino. La antigua ciudad de Epidauro estaba en la península de Aktí (hoy llamada Nisí) a unos 9 km del santuario. Su nombre proviene de la locución griega epi tis auras (“sobre la brisa”). La ciudad aparece citada por Homero en el famoso Catálogo de las naves del Canto II de la Ilíada y a ella se refiere el poeta como «Epidauro, la de los buenos viñedos».

Era una de las principales ciudades comerciales del Peloponeso, tanto es así que disponía de colonias en las islas de Égina, Kos, Kálimos y Nísiros. Epidauro siempre apostó por el régimen oligárquico, lo que la hizo, por una parte, ganarse las simpatías de Esparta hasta la formación de la Liga Aquea, y por otra, ganarse la enemistad de Argos, la capital de la Argólida, una vez que en ésta se instauró la democracia.

En el siglo VII a.C., Proclés, tirano de Epidauro, tuvo una muy buena idea para que los argivos no intentaran someterles. Había un antiguo asentamiento dórico que había sobrevivido en la frontera entre los territorios de Epidauro y los de Argos, concretamente en la cima del monte Kinortion, y en él levantó Proclés un santuario en honor de Apolo, el dios favorito de los corintios, tradicionales enemigos de los argivos. Aquí se adoraba a Apolo bajo el epónimo de Maleatas, nombre que tenía relación con el de una antigua divinidad griega que había recibido culto en el lugar durante siglos. Restos de este antiguo santuario han salido a la luz cerca del Asclepeion de Epidauro.

Automáticamente, los de Epidauro se ganaron la amistad y la protección de los corintios. Y por si esto fuera poco, Proclés casó a su hija Mélisa con Períandro, el célebre tirano de Corinto. Y así fue como, después del culto a Apolo en la región, surgió como una lógica continuación el culto a Asclepio, el hijo del dios. Este centro de culto alcanzó rápidamente un gran prestigio entre todos los habitantes del Peloponeso. Alrededor del siglo VI a.C., el culto a Asclepio y las aguas de los generosos manantiales del monte Kinortion se trasladaron al valle, sin que dejase de funcionar el santuario de la montaña.

La ciudad participó en la segunda guerra Médica con el envío de naves a las batallas de Artemisio y Salamina y tropas de tierra a Platea. Al terminar la contienda, Epidauro se alió con Esparta y entró a formar parte de la Liga del Peloponeso. Ya en los prolegómenos de la guerra del Peloponeso la vemos suministrando trirremes a Corinto. En plena guerra, en el 419 a.C., los argivos, sus tradicionales enemigos, intentaron conquistar la ciudad pero fueron rechazados.

En el siglo IV a.C., el santuario se convirtió en uno de los principales lugares sagrados del mundo griego. Fue sometido a una intensa actividad de construcción desde el 380 a.C., cuando se levantaron el templo de Asclepio, el Tholos, el teatro y algunos pequeños templos.

Cuando se introdujeron los Juegos en las ceremonias llamadas Asclepia se añadió el gimnasio, la palestra, el estadio y la mayoría de pórticos y termas. Epidauro fue una de las últimas ciudades del Peloponeso en adherirse a la Liga Aquea y en 225 a. C. fue tomada por Esparta. Más tarde, toda la Liga se aliaría con Roma con la que firmaría un tratado de paz en 198 a. C. Bajo dominio romano, la ciudad había perdido toda su importancia y era prácticamente el puerto del templo de Asclepio. El santuario fue destruido por los godos de Alarico en el 395 d. C.

Arqueología

Las ruinas de Epidauro fueron excavadas a partir del siglo XIX. Han permitido sacar las ruinas del santuario de Asclepio, de un templo de Artemisa, de un tholos, de un templo de Afrodita y sobre todo del teatro.

Dice Pausanias, que en el recinto del tholos había unas estelas con los nombres de los que habían sido curados por Asclepio, y que estaban escritos en lengua doria.[10]​ En las excavaciones se han hallado muchas inscripciones en dialecto argivo, que pertenece al grupo dorio, propio de Epidauro, que lo confirman.[11]

El teatro de Epidauro figura entre los mejores preservados de Grecia. En la antigüedad era ya célebre por la armonía de sus proporciones. Fue concebido por el arquitecto y escultor Policleto el Joven a mitad del siglo IV a. C., igualmente responsable de la tholos, reseñable por sus columnas corintias adornadas con bellos capiteles. Las murallas están medianamente bien conservadas en parte.

Las ruinas de la antigua Epidauro fue nombradas como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en el año 1988.[12]​ Su ubicación se encuentra al suroeste de actual pueblo de Palea Epidavros.

 

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Epidaurus
Grecia

Lat: 37.626571655 - Lng: 23.132244110